La piel es el órgano más grande que tenemos. La cara es la zona más expuesta y la que necesitamos que se conserve mejor. Para usar los productos adecuados debes saber en primera instancia qué tipo de piel tienes. Aquí te decimos cuáles existen.
Piel normal: Por los factores ambientales, son cada vez menos las afortunadas que la tienen. Es la piel que requiere menos inversión pero que igual debe mantenerse en óptimas condiciones, mantenerse limpia e hidratada. Esta piel, para que sepas si tú la tienes, presenta poros poco visibles, tono y textura uniforme.
Piel grasa: Este tipo de piel presenta imperfecciones desde la adolescencia temprana hasta la adultez. Es un tipo de piel que necesita de cuidados como frecuentes limpiezas e hidratación con cremas libres de aceites. Una de sus ventajas es que no se arruga ni se debilita con facilidad. La piel grasa se puede diferenciar ya que tiene los poros abiertos y brillo constante.
Piel seca: Este tipo de piel es tensa y débil. Generalmente requiere de humectación especial e hidratación. Se recomienda para estas pieles uso de cremas sin perfume y de cremas de noche sin factor solar. Se reconoce por la falta de luminosidad y descamación en las capas más superficiales.
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