Acá los top ten que afectan a la pareja en la intimidad. Lo importante es que cuando aparezcan algunas de estas alteraciones, de forma aislada, ambos se lo tomen con sentido del humor para que no sea tan grave. Si el problema persiste acudir a un especialista.
1. El pene no se erecta
Esto es bastante común. Puede suceder bajo los efectos de alguna sustancia (la más común el alcohol) o por motivos psicológicos.
Para lo primero hay que evitar tener relaciones sexuales después de haber bebido mucho alcohol. Los motivos psicológicos pueden ser problemas de relación profundos con la pareja, pero los más comunes son, también, triviales. Lo más frecuente es que el hombre se ve obligado a cumplir (por ser varón) y accede a una relación sexual que realmente no desea. Lo mejor es evitar esas ocasiones.
2. La mujer no se lubrica
También es común que las féminas no se mojen o una vez iniciada la lubricación vaginal esta se corta.
Puede suceder por las mismas razones explicadas para los hombres, aunque suelen entenderse mejor, porque está en la mente popular que las mujeres “deben prepararse” para tener relaciones sexuales.
3. Él no llega al orgasmo
Que el hombre aguante mucho puede ser un problema, trae irritaciones vaginales, aburrimiento femenino, cansancio masculino… y no por eso el orgasmo de ella llega mejor.
Las causas pueden ser el beber alcohol o porque está distraído, cansado o poco motivado. Lo mejor es dejarlo y buscar fuentes alternativas para llegar al orgasmo.
4. Ella no llega
Lo mismo le puede pasar a ella. Pero es más frecuente que se trate de un problema meramente técnico. En la postura de coito más común, el clítoris recibe poco o ningún estímulo.
Bastará con que ella utilice sus manos durante el sexo para que todo se solucione. O que las use él después de su orgasmo. Sin olvidar la lengua.
5. Él llega muy rápido
Esto es común y si a eso se añade que el hombre está presionado para “quedar bien” y que la ansiedad acelera la eyaculación…, habrá problemas. Lo mejor es comprometerse con el placer del otro, como también responsabilizarse de sus propios orgasmos. También es bueno que ella tome el control. Incluso le puede hacer la maniobra de presión para retardar su eyaculación.
Si la cosa empeora ponerlo en manos de un terapeuta.
6. Ella llega muy rápido
Igual ocurre, aunque es menos frecuente. Generalmente, no se considera un problema, pero sí lo es para la pareja, pues él queda sin orgasmo.
Hay que aplicar los mismos principios anteriores a este caso. Aunque no hay descritas maniobras destinadas a retrasar el orgasmo de ellas. Quizás sea útil que se masturbe antes para llegar a la relación sexual algo más calmada.
7. Él no tiene ganas
Si esto pasa, lo mejor es dejarlo para otra ocasión. Si él tiene siempre menos ganas que ella, habrá que llegar a un entendimiento para que él fuerce un poco sus deseos y ella refrene un poco el suyo. Negociando se llega muy lejos.
8. Ella no tiene ganas
Si esto sucede, hacer lo mismo que en el caso anterior. Cuando alguno de los dos quiere o necesita más sexo que el otro, lo mejor es negociar.
9. Él quiere a todas horas
Lo mejor es negociar. También se pueden ofrecer alternativas como masturbarle, o permitir que se lo haga a sí mismo en tales circunstancias. Algunas parejas introducen terceras personas para calmar esa abundancia de deseo. Pero es una solución peligrosa para la relación de pareja. En tales casos nos sería nada aconsejable.
10. Ella quiere a todas horas
Lo mismo que en el punto anterior. Las soluciones no cambian porque cambie el sexo del afectado, porque, al final los aquejados son ambos miembros de la pareja.
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