La estadounidense Joleen Baughman tuvo la suerte de sobrevivir a un grave accidente automovilístico que lastimó su columna hace dos años.
La mujer de 39 años, madre de dos niños, se recuperó tras seis meses de rehabilitación, pero nunca completamente pues un extraño síntoma la afecta desde entonces.
Baughman comenzó a sentir intensos deseos sexuales, que llegaban en cualquier momento, sobrecogiéndola de lujuria.
Las ganas a veces duraban todo el día, lo cual sorprendió a la mujer, quien admite haber sido muy reservada sexualmente hasta entonces.
A pesar de que pueda sonar hasta entretenido y llamativo, con el tiempo se convirtió en algo vergonzoso y hasta doloroso.
Baughman explicó que podía tener relaciones con su pareja y no sentirse satisfecha, incluso aunque fueran dos o tres veces seguidas, momento en que ya el placer se convertía en molestia.
Esta falta de conclusión sexual, la llevó a buscar especialistas y comprendió que en el accidente sufrió daño en terminales nerviosas de su pelvis.
Este maltrato la convirtió en víctima del síndrome de excitación sexual persistente.
La doctora Sandra Leiblum definió por primera vez esta condición en 2001: «son sensaciones intensas de una congestión genital, acompañados normalmente con un notorio y consciente deseo sexual».
Los síntomas pueden disminuirse con el uso de medicamentos antidepresivos, antiandrógenos y cremas anestésicas, además de existir también la opción de una cirugía.
Baughman se encuentra en proceso de decidir qué hacer con su complicada condición.
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