Él: Se apoya sobre sus brazos, hacia atrás y sentado en posición sastre, y con los muslos lo suficientemente separados para que puedas actuar.
Ella: encima de tu pareja cara a cara y aprisiónale entre tus piernas. Comienza a moverte arriba y abajo, hacia la derecha y hacia la izquierda. Sube y baja. Tienes que encontrar el ritmo que mejor os vaya.
¡Eres tú la que mandas! Eres tú quien controla el ritmo y la profundidad del movimiento. Mirándole a los ojos, le desafías haciéndote resistir y viviendo un gran momento de complicidad entre movimientos sexys.
El momento adecuado para probarlo: Cuando te sientas en plena forma y tengas ganas de imponerte. ¡Es una buena práctica para liberar tensiones tras una discusión!
Está bien saber: Tu pareja puede tener calambres. Puede apoyarse sobre la pared para dejar libres así los brazos y las manos. Depende de él que las utilice bien.
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