Esta es una posición clásica pero bastante divertida. Esta postura permite una infinidad de variantes para hacerla más atractiva y excitante.
Las ventajas radican en la movilidad de las manos, la cercanía de los rostros, y la comodidad de los cuerpos.
No hay que temer probar nuevos tipos de contacto durante el coito en esta posición: que ella toque los glúteos y el ano de su compañero, que él frote el clítoris de la mujer o que ella misma lo haga, que las piernas de ambos estén más cerradas para sentir cierta dificultad en la penetración.
Es una posición ideal para el amor y el romance, para hacer el amor de forma lenta, con caricias, mimos y lo mejor, mirarse a la cara mientras los dos disfrutan del placer.
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