Sí, aunque no lo crean, un norteamericano de 45 años que tenía el virus de inmune deficiencia adquirida (VIH) y leucemia, fue sometido a un trasplante de médula ósea. Luego de la operación ya no había rastros del virus.
Según explicaron los especialistas, esto se debió a que las células trasplantadas tenían una mutación que impide que el virus entre a ellas.
Pese a que aún no se encuentra la cura para esta mortal enfermedad, ya vemos que existen procesos que dan la ilusión de terminar con este virus, como son inyecciones preventivas y esta operación que se realizó a este hombre norteamericano.
Pese a esto esta operación según especialistas, es riesgosa y cara y que no se puede aplicar a todos los pacientes y no es una cura definitiva para el sida.
En este singular caso, las células con que fue tratado el paciente provienen de un donante en particular con una mutación genética natural poco frecuente.
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