El frotteurismo proviene de la palabra en francés “frotar”. Se trata en la excitación sexual derivada de restregarse o frotarse contra mujeres desconocidas en lugares públicos y concurridos y sin el consentimiento de la víctima. Normalmente el hombre frota su pene contra los muslos o nalgas de la víctima.
Hombres tímidos son los que más realizan esta anormalidad, ya que estos suelen tener dificultades en las relaciones con las mujeres entre los 15 y 25 años. El frotteurista puede tener pareja y una vida normal y ser esta práctica el único medio de expresar su sexualidad.
Estas personas realizan esta práctica, en medios de transportes públicos donde hay exceso de personas, donde ellos se ponen cerca de mujeres para tener contacto. El frotteurista saca provecho de la proximidad impuesta por la gran cantidad de personas y las oscilaciones del vehículo, normalmente en los metros y microbuses, para frotar sus genitales con la víctima.
Esta práctica se ha convertido en habitual y extendida, hasta el punto en que en algunos países se han puesto vagones exclusivamente para mujeres. Esto porque encuestas revelan que dos de cada tres mujeres usuarias entre 20 y 30 años han sido molestadas en los vagones.
Pese a ser algo habitual, esta parafilia requiere tratamiento clínico cuando se trata de algo compulsivo y reiterado.
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