Puede sonar para muchas mujeres algo desconocido, un preservativo femenino, pero sí, existe y evita embarazos así como también protege de las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Pese a que tiene años de estar en el mercado el método más usado por las mujeres es la píldora anticonceptiva.
El primero apareció en el año 1992, y se hizo de poliuretano, en tanto el 2007 se creó uno de nitrilo. Ambos son incluso más resistentes que los preservativos de látex masculinos. Esto porque se producen menos roturas, mayor protección física y comodidad, así como un periodo de conservación más largo. Su efectividad está entre el 88% y 98% si se utiliza de la forma correcta.
Este condón es una funda delgada con forma de cilindro, y en cada extremo tiene un anillo flexible que sirve para ajustarlo a las paredes vaginales. Se puede llevar hasta 8 horas.
Se pone de una manera similar al de un anillo vaginal o el diafragma. Una vez que se termina el coito, se le da unas vueltas al anillo externo para que no salga el semen y se tira de él para sacarlo.
Como todos los métodos anticonceptivos tiene sus pros y contras. En las ventajas es que no hace falta que el pene esté erecto para ponerlo y tampoco es necesario extraerlo inmediatamente después de la eyaculación, además previene enfermedades como el VIH, el VPH y las ETS.
Entre las desventajas se encuentra que es más caro que el preservativo masculino.
Lo más importante que debes saber es que nunca se debes ocupar los preservativos femeninos y masculinos juntos, porque pueden romperse los dos.
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