Claramente estamos hablando de una forma sexual que lleva años practicándose en la historia de la humanidad y que muchos occidentales desconocemos por completo. Sin embargo, a los que nos gusta estar informados sobre nuevos métodos de estimulación y actividad sexual, y no tenemos idea de que se trata este estilo de práctica, puede resultarnos muy sorprendente a la hora de innovación.
Si tenemos en cuenta de lo que el yoga consiste, podemos decir que el sexo, no escapa mucho de la búsqueda que el primero establece: por ambos caminos nos acercamos a la sensación de unidad. Dicen y se puede comprobar, que el buen sexo une, nos funde con el otro, nos hace sentir uno solo y nos permite encontrarnos con cada aspecto de nosotros mismos.
Sin embargo cotidianamente ignoramos que el sexo es una cuestión más profunda que una penetración, y que el acto sexual si se experimenta con libertad, va mucho más allá de lo que podemos imaginar, llegando a vivirse como un estado de meditación. Esto se ve claramente reflejado en las sensaciones que uno siente por dentro, el ejemplo más claro y más notorio es el sentir que el tiempo se detiene cuando disfrutamos de un encuentro sexual.
Con el yoga sutra, y la meditación que éste requiere, las mujeres logran llegar a un estado mucho más importante de lubricación, y en la percepción subjetiva del deseo sexual, disminuye los dolores, y alcanzan intensos orgasmos. En los hombres que practican yoga-sutra, en cambio, se ven grandes mejoría en la erección, el control eyaculatorio, la confianza, la satisfacción post coito y el deseo sexual.
Algunos de los beneficios de la práctica de yoga para estimular el placer, es que en su mayoria (en los que se incluyen a personas que padecen algún tipo de enfermedad) ayuda a resolver problemas sexuales y puede enriquecer la sexualidad, dado que la salud sexual no tiene que ver solo con el bienestar físico sino con el poder disfrutar. Además de que, al implicar mucho trabajo muscular ayuda al buen funcionamiento de las funciones orgánicas, un ejemplo de ello es notar la disminución de los niveles de estrés y un incremento en la actividad de las glándulas sexuales. Así como también, al igual que el sexo, tiene una parte física y otra mucho más profunda que vale la pena descubrir individualmente, llegando a ciertos estados, por medio de la respiración y meditación.
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