Ambos deben estar con sus pies tocando la superficie, donde la mujer debe darle la espalda a su compañero, dejándose abrazar o acariciar por él.
Ella tiene la opción de apoyarse sobre alguna pared o mesa, lo que servirá si es que el hombre es demasiado brusco al momento de penetrar.
Es una postura que se aplica mayormente en lugares públicos, siendo utilizada por parejas algo más osadas en comparación a las que prefieren estar en sus cómodos colchones.
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