En un estudio realizado en mujeres jóvenes, el 36% de las expuestas a las feromonas había tenido sexo durante las primeras tres semanas del estudio. Entre quienes recibieron un placebo, en cambio, solamente el 11% tenía sexo semanalmente. Para el fin del estudio de 14 semanas, el 73% de los expuestas a las feromonas tenía sexo cada semana, mientras que las que recibieron placebo permanecían en 11%.
A otro grupo de 38 hombres se les agregó una solución de alcohol y feromonas a su perfume regular. Ninguno sabía cuál le había sido dado. Después de 8 semanas de usar la colonia, el 47% de los usuarios de feromonas dijeron que habían tenido más sexo que el habitual, comparado con solamente el 9,5% del grupo con placebo.
Existen numerosas pruebas que ilustran los efectos de la androsterona masculina en las mujeres. En un estudio rociaron la silla de un consultorio de un dentista con esa sustancia, mientras que todas las otras quedaron sin tocar. Se observó que las mujeres se sentaron mucho más a menudo en esa silla tratada con feromonas. Hicieron lo mismo en varias cabinas de teléfono, y encontraron que las mujeres querían hablar preferentemente en aquel que estaba rociado.
Como podemos fácilmente imaginar, varios productos con feromonas invadieron el mercado, tanto para hombres como para mujeres. La mayoría se hacen de versiones sintetizadas en laboratorio de las hormonas masculinas y femeninas.
Cuantas más feromonas contenga más caro va a costar. El más caro llega a costar alrededor de 100 dólares(50.000 pesos) y solamente contiene una pequeña dosis, aunque al estar tan concentrada dura mucho tiempo.
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